¿Piensas en perder la virginidad? Si es así, independientemente de la edad que tengas o cuál sea tu género u orientación, quizá este artículo te ayude a rebajar la ansiedad.
¿Qué es, realmente, la virginidad?
La virginidad es un constructo social. Esto quiere decir que, como tal, no existe. ¿Cómo te quedas? Para que me entiendas mejor, la virginidad es algo creado por la humanidad y reforzado durante siglos por las diferentes religiones y sociedades.
Este concepto abstracto no debe entenderse como un símbolo de valía o de mayor status; ni el perder la virginidad ser sinónimo de perversión y adoración al diablo. Nuestra vida sexual no es un reflejo de quiénes somos o qué podemos aportar, hayamos o no experimentado la «pérdida de la virginidad».
¿Cómo se pierde la virginidad?
Cuando me refiero a virginidad lo hago en relación al concepto de «primera vez», no de perder vírgenes del santoral. Pero si entramos en materia, existen diversas opciones al respecto. La idea tradicional es que la virginidad se pierde a través de la primera relación sexual con penetración, haciendo alusión a un pene y una vulva.
Obvio que, a día de hoy, me dolería en los dedos tener que aseverar ESO. Pues estaría perpetuando un modelo relacional único, entre otras cosas. Y, a poco que me conozcas, sabrás que no es mi estilo.
Personalmente, a estas alturas, definiría la pérdida de la virginidad como ese paso en el que existe un contacto erótico o sexual, de reciprocidad, sin necesidad de que exista penetración de ninguna clase. Esto podría abarcar el sexo oral, la masturbación y, por supuesto, la penetración de cualquier tipo. Como digo, es una opinión personal. Eres tú quien debe decidir qué es para ti perder la virginidad.
Antes de perder la virginidad
Si estás dándole vueltas a perder la virginidad, te vendría bien tener en cuenta varias cosas.
Tú decides
Dar el paso de perder la virginidad es una decisión totalmente personal, y nadie puede decidir por ti cuándo es el momento idóneo. No existe una edad para ello, ni mínima (dentro de unos parámetros de legalidad) ni máxima. No dejes que la presión social, de grupo o de pareja te obligue a tomar una decisión con la que no estás a gusto.
Nadie se ha muerto por no haber tenido sexo a una determinada edad, tú no vas a ser la primera persona. Relájate y deja que las cosas fluyan.
Deseo y consentimiento
Para perder la virginidad, y en general realizar cualquier práctica erótica, el deseo es imprescindible. Si no tienes ganas, no te veas en la obligación de hacer nada; aunque hayas sido tú quien empezara el juego. SIEMPRE tienes derecho a parar y dejarlo estar, sea quien sea la otra persona y sea lo que sea que espere de ti.
El consentimiento debe ir de la mano de las relaciones eróticas. Si no existe deseo y/o consentimiento, lárgate de ahí.
Parte del deseo y el consentimiento, es asumir el compromiso del placer mutuo. La idea es que las personas implicadas, sean dos o treinta, obtengan placer y puedan disfrutar de la experiencia. No temas explorar y preguntar. Nadie nace sabiendo, no pretendas dártelas de máster del universo, humildad y buenas intenciones.
Anticonceptivos
Parece un clásico que se hable de perder la virginidad y automáticamente se dé la charla de los anticonceptivos. Pero es algo necesario, pues que sea la primera vez no te exime a ti, ni a la otra persona, de contraer una ITS (Infección de Transmisión Sexual) o sufrir un embarazo no deseado. Independientemente de con quién te vayas a acostar, los riesgos son los mismos (a excepción del embarazo por motivos biológicos); unos genitales concretos no limitan las infecciones sexuales, como mucho las pueden situar en puntos diferentes.
El uso de preservativos masculinos (los que conocemos de toda la vida) o preservativos femeninos (poco promocionados pero efectivos también) para la penetración, así como barreras de látex para el sexo oral, son formas de proteger nuestra salud. No es una cuestión de confianza, de amor ni de status. Cualquier persona puede haber contraído una ITS, incluso sin necesidad de haber tenido sexo con penetración con anterioridad. Responsabilízate y protégete tú y a los demás.
Lo que se refiere al uso, es muy sencillo, y en más de un rincón de internet encontrarás tutoriales para colocar un condón del tipo que sea. ¿Lo mejor? Especialistas en la material. Grandes profesionales de la sexología y la salud podrán orientarte sobre la correcta colocación de los anticonceptivos de barrera. Para otro tipo de anticonceptivos, igual no es todavía el momento.
¿Duele?
Parece muy asociado el dolor a la primera vez, especialmente en las personas con vulva. Y nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que ciertas prácticas pueden ser más fuertes, que existen dificultades sexuales diversas, y que hay algunos hímenes que parecen de acero; el sexo no va de la mano del dolor, ni siquiera la primera vez.
En determinados casos puede haber alguna molestia, e incluso un ligero sangrado (producido por la rotura del himen en términos llanos). Aquí debe quedar claro que una posibilidad no se traduce en ninguna norma. También que si has intentado tener relaciones y no has podido por sentir algún dolor o molestia excesiva, sería recomendable visitar a tu médico para consultarlo.
Quizá no te haya tranquilizado mucho, pero no es mi intención acongojarte, sino prevenirte de una pequeña posibilidad que, en caso de que suceda, no es horrible ni traumática.
Cuidado con las expectativas altas
Yo también tuve amigos que ponían la primera vez en un altar. Como la cosa más fantástica del universo, casi sacada de una película; una porno si eran hombres, o una comedia romántica si eran mujeres. Desde aquí ya te digo que, como cualquier película, todas esas historias son ficción. No sólo las del cine, sino las que intentaban colarme y que, tiempo después, perdieron ese halo mágico y se manifestó el realismo.
La primera vez no esperes que acabe con fuegos artificiales. ¿Acaso la primera vez que haces algo, cualquier cosa, lo bordas? Es muy difícil que eso pase, pero tampoco nos desanima para seguir intentando mejorar los resultados. Justo eso hay que hacer con el sexo, aprender de cada experiencia que tengamos, sin presionarnos con metas imposibles. Puede que tengas la suerte de tener una gran primera vez, pero lo más probable es que sea un pequeño desastre, que alguien no sepa qué hacer, que el orgasmo ni lo huelas, que dures poquito o que te caigas de la cama. No veas eso como un fracaso, es experiencia y más pronto que tarde te reirás de ello cuando lo recuerdes.
Déjate llevar, haz lo que sientas que quieres hacer, no esperes nada concreto y olvídate de lo que te habrán contado en el grupo de amigos.
Recuerdo imborrable
Las primeras veces se recuerdan mejor, y perder la virginidad es una de esas que quedan indelebles en la memoria. No seré yo quien te diga que esperes al amor de tu vida para experimentar en el sexo (aunque puedes hacerlo si lo deseas), pero sí te aconsejaré que esa primera vez pienses bien con quién será.
Por supuesto, las cosas cambian, y también las personas, y puede que pasados 5 o 15 años, recordando tu primera vez, no hubieras elegido a la misma persona para ello. Créeme, sé de lo que hablo. No obstante, hay que pensar en el presente, en el momento en que ese camino se pone ante nuestros pies. Justo en ese momento de decisión, ¿es la persona adecuada? ¿Crees que podrías tener un buen recuerdo, al margen de cómo sea la experiencia? ¿Sientes que podrías arrepentirte nada más terminar? ¿Confías en esa persona?
Estas preguntas no te garantizan perder la virginidad como si fuera una película romántica, pero sí que pasado el tiempo puedas recordarlo sin querer sacarte los ojos de las cuencas; e incluso puedas suspirar con nostalgia o reírte.
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