Es curioso que una práctica, a menudo abandonada en el olvido, siga empleando su terminología original en latín. Como si no hubiéramos olvidado de dónde procede, pero sí incorporarlo con mayor frecuencia en nuestra vida sexual.
Transformamos el lenguaje a medida que la sociedad avanza y evoluciona, y con ello las palabras se van modificando sobre su base, pero otras permanecen imperturbables; a veces por comodidad, por falta de una palabra mejor, o por una baja relevancia a nivel social, como me temo que es el caso del cunnilingus.
Existen innumerables formas de denominar al sexo oral, algunas más elegantes que otras, pero parece que el sexo oral aplicado al pene cuenta con una actualización lingüística que no ha surtido efecto sobre el sexo oral aplicado a la vulva. ¿Por qué? Bueno, no voy a entrar en un extenso debate, en echarle la culpa al patriarcado y la autovergüenza impuesta por muchas personas con vulva, aunque dudo que me alejara mucho en cuanto a motivos.
TÉCNICO VS VULGAR
Lo que tengo muy claro es que cunnilingus parece la única forma de nombrarlo que no cae en lo asumido como vulgar, ni en la generalización del término sexo oral. Cuando nos referimos al sexo oral aplicado a la vulva torna un tono más complejo y con menos soltura que en el caso del pene. La palabra felación proviene del latín fellatio; aquí apreciamos una mínima modificación, pero lo bastante sustancial para percibirlo como un vocablo actualizado; y cuenta con gran cantidad de sinónimos menos técnicos pero más empleados como mamada, por ejemplo.
El cunnilingus permanece inalterable desde tiempos romanos, y a veces parece tan olvidado como el latín. No cuenta con una denominación actualizada, ni con un sinónimo de una sola palabra que no pueda llevar a error. Comida de coño suele ser lo más empleado, aunque la musicalidad es mínima, y se me antoja quizá demasiado brusco (cosas mías).
PRO VS CONTRA
Todas las personas tenemos prácticas eróticas preferidas, bien que nos guste que nos hagan, o que nos guste hacer. Y aunque éstas deberían partir de una base de placer y satisfacción por ambas partes, en ocasiones se ven ensombrecidas por la vergüenza de un lado, o la ignorancia de otro.
Personas con vulva que creen que su sexo es sucio, que huele mal, que exuda… en gran parte por la cantidad de publicidad y mensajes que recibimos sobre el lavado y perfumado de la zona íntima con productos específicos que no valen de nada, creando un complejo y un problema a título personal y de cara a posibles amantes. Quienes no hacen cunnilungus porque consideran la vulva un lugar sucio, húmedo y con mal olor; personas que se olvidan que los penes también pueden tener esos atributos en la misma medida, y no por ello piensan en renunciar a las felaciones.
Hay que tener en cuenta los cambios hormonales constantes que pueden hacer fluctuar el olor del flujo vaginal, su densidad o su abundancia, pero una correcta higiene (y no practicar sexo oral si se tiene alguna infección) es todo lo que se necesita, seas quien tiene la vulva o quien pretende escaquearse de comerse una.
Vulvas avergonzadas, personas que temen abrirse a la experiencia por el temor a un hipotético olor que desagrade para el amante de turno; porque es más fácil decir que no nos apetece a comunicar que la técnica empleada no nos satisface, más cómodo que enseñar lo que queremos y cómo; porque piensan en las veces que alguien se impacientó porque el orgasmo no llegaba a los dos minutos, y terminaron fingiendo u olvidándose del tacto de una lengua en el clítoris para siempre; porque alguien dijo que se le cansaba el cuello o la mandíbula a los tres minutos, a pesar de haber recibido una felación de veinte…
MI REALIDAD
Tristemente reconozco que la primera vez que disfruté de verdad con un cunnilingus, hasta el punto de alcanzar el orgasmo por duplicado, tenía unos 28 o 29 años. No porque yo no quisiera hacerlo, sino porque hasta entonces no encontré nadie que se lo currara de verdad, pensando en mi placer y no en tachar la tarea de la lista.
Hasta entonces sólo me había encontrado con hombres que hacían visita rápida entre mis muslos, y con mi falta de seguridad para reclamar lo que era justo: un buen cunnilingus, o al menos un intento en serio. Fuera por vergüenza al principio, o por frustración después, perdí oportunidades de disfrutar por mis propias limitaciones, a la hora de tener en cuenta mi placer no me demostraba tanto amor, y me volvía quizá demasiado complaciente. Como todo, con el tiempo aprendes a pedir lo que quieres y cómo lo quieres, y a no tenerle miedo a la posibilidad de que la otra persona se ofenda. Total, ¿qué puede pasar, que se ofenda por una educada corrección? Pues dos problemas tiene…
La vida me sorprendió, o más bien lo hicieron mis amantes, volviéndose cada vez más dispuestos a hacer bailar mi clítoris con su lengua. Y aunque no todos lo hicieron con éxito, se notaba mucha más intención. Quizá con los años se han vuelto más conscientes de la importancia del placer ajeno, menos egoístas y mejores en sus habilidades. Nunca es tarde para evolucionar.
SIMULAR SEXO ORAL
Aunque, como decía, con los años se ha vuelto más frecuente (e incluso respetado diría) el cunnilingus entre las prácticas eróticas, aún queda mucho para que se iguale su presencia a la de las felaciones cuando se tiene un encuentro sexual (ojo, parte de la culpa es de quienes tenemos vulva, por no reclamar esa igualdad).
Algo que puede ser desesperante para quienes disfrutan del cunnilingus y no tienen quien se lo practique (ni bien ni mal) por el motivo que sea. Pero la tecnología trabaja para acercarnos esa experiencia que, aunque difícil de simular, cada día encuentra resultados más interesantes.
Dejando claro que simular un buen cunnilingus es, por el momento, imposible (demasiados factores con los que una máquina no puede competir con una persona que disfruta haciéndolo), sí hay juguetes que se acercan bastante, habiendo en el mercado varios productos para imitar el sexo oral en la vulva.
SQWEEL GO
Uno de ellos es Sqweel Go. Es un pequeño masajeador con múltiples lenguas que rotan, acariciando el clítoris (o la zona que prefieras) a distintas velocidades y patrones. Sus suaves lenguas de silicona rozan el clítoris provocando una agradable sensación bastante cercana a un cunnilingus decente. Lógicamente igual igual no es, pero con la cantidad de lubricante adecuado, cumple con unos mínimos.
Sqweel Go es recargable, proporcionando hasta una hora de uso tras 2 horas de carga. Aquí el juego se queda en secano dado que no es un juguete sumergible. Tiene un único botón que gestiona sus 3 velocidades y 3 patrones diferentes de rotación. Para su uso el lubricante no es una sugerencia, sino un imprescindible, de no usarlo las lenguas no se mueven con fluidez y puede llegar a hacer daño. Usa uno con base de agua para disfrutar al máximo la experiencia y cuidar tu juguete.
Su pequeño tamaño lo hace cómodo de guardar o transportar en cualquier parte, para que se pueda llevar y usar cuando más apetezca. No es excesivamente ruidoso y tiene una potencia aceptable, lo suficiente para refrescar en la mente la sensación de un cunnilingus real, aunque lamentablemente no llega a esos niveles de satisfacción. Me parece una gran opción para iniciar el encuentro erótico, aunque sea a solas. Con idea de alcanzar el orgasmo, se queda algo corto en mi opinión personal, pero ya sabes, cada vulva y cada cuerpo es un mundo.
El uso en los pezones es lo que más me ha gustado. La rotación de las lenguas, incluso en su velocidad más baja, proporciona la estimulación perfecta para ofrecerte un placer intenso. En cuanto al clítoris… no es el producto más cómodo de usar, pero sí tiene su gracia para despertar la sensibilidad erógena, aunque en mi caso el cuerpo me pidió acabar con la mano dado que Sqweel Go no llegaba a tener la intensidad que yo necesitaba en ese momento. Eché en falta no poder extraer la rueda con las lenguas para su limpieza, pues se hace un poco complicado hacerlo bien, pero se consigue. Lo mejor es dejarlo secar al aire.
Recuerda, siempre con lubricante, y te anticipo que si añades un toquecito de un estimulador del orgasmo, las sensaciones mejoran y quizá no extrañes tanto el sexo oral de verdad. Puedes conseguir tu Sqweel Go en Diversual.
CONCLUSIÓN
Me he extendido mucho quizá, pero lo que quiero decir a grandes rasgos es que, sea a la antigua usanza (y la mejor) o con tecnología erótica, lo que es seguro es que el cunnilingus no es una lengua muerta. Deja de actuar como si lo fuera y disfruta, dándolo o recibiéndolo.
Ester Álvarez G. dice
Estupendo post! Una reflexión muy necesaria sobre el cunnilingus. Y gracias por presentarnos otro juguetito interesante.
Besos 😉
Gwen dice
Gracias cielo. Hay que darle más protagonismo al cunnilingus, que se lo merece, y quienes tenemos vulva también, jajaja. Besotes.