Lamentablemente mi indicador de enamoramiento es la lágrima. Si pasa algo que mi -en ocasiones estúpido- cerebro interpreta como la posibilidad de perder aquello que tengo -o creo tener- con esa persona que me gusta, las lágrimas brotan todo lo que no lo hacen en esos momentos en los que sería lógico que sucediera. Lloro como si de mí dependiera erradicar una sequía. Y por más que racionalmente sé que no tengo que llorar, que es una gilipollez y que lo hago más por rabia que por otra cosa, mis lagrimales no pillan el mensaje y se inundan. La frustración de que las cosas no pasen como me las he imaginado, o como (en ocasiones) me las han vendido, desencadenan en una llantina muda que soy incapaz de parar hasta que la reserva acuífera se me acaba.
Igual sí es idílico lo que busco. ¿Pero es tan grave tener claro lo que se desea? Puede que pase como cuando vas de compras en busca de un artículo concreto, que encuentras de todo menos precisamente lo que buscas; y te vas a casa con las manos llenas pero insatisfecha, porque has visto en tu mente lo que quieres con extrema nitidez, pero nada se adapta a esa imagen. Quizá el amor que busco necesita que no le busque; quizá no exista y me haya pasado imaginando; quizá si lo encuentro resulte no gustarme tanto como pensé…
Hace unos años encontré, donde menos imaginé (el libro Las aventuras íntimas de Belle de Jour), un fragmento de conversación que definía bastante cómo me sentía. Hablaban sobre casarse y tener hijos, y las palabras que le dedicó el amigo de la protagonista a ésta me hicieron pensar…
Precioso Gwen, gracias por abrirnos tu corazón… Aunque suene muy a tópico yo creo que ese hombre extraordinario aparecerá cuando menos te lo esperes. Un besito!
Gracias Ester :*
Seguro que hay hombres extraordinarios, seguro que el amor es la re hostia y seguro que alguien no nos hará llorar más. Pero mientras tanto, se trata de quererlo sin necesitarlo. Como quien quiere esas botas preciosas, pero que no te hacen falta porque ya tienes 4 más. Pero las quieres igual, te quedarían monísimas. Aunque tú sin ellas… ya eres monísima…
Eso es Sofi. No nos es necesario como el respirar, y mientras aparece o no aparece no perdemos el tiempo, y sobre todo porque nos tenemos a nosotras mismas, pero ya sabes…momentos de debilidad
Besotes.
No existe, puede existir algo parecido, casi igual, con matices a lo que busques. Pero tal cuál no,porque es producto de tu imaginación. Es como un libro, mientras lo lees idealizar a los personajes, vives su vida, luego hacen la película e, inevitablemente algo te decepciona: el ambiente, el/la prota, la trama…
Eres una persona fantástica, con taras, pero… ¿Quién no tiene una Tara, o cientos, a estas alturas?
Quiero creer que existe ése hombre que te haga salir de ése círculo en el que te encuentras, que te haga sentir todo lo especial que eres y mereces ser amada por encima de todas las cosas, no te conformes con menos, aunque eso suponga esperar un poquito más.
Sal, conoce gente, equivócate y vive mi niña. Sólo así podrás decir que has puesto todo de ti.
Todos somos perfectos y a la vez tenemos algo de imperfección.
Según ibas describiendo tus momentos de pareja, ibas describiendo cómo soy y las cosas que me gustaría hacer con mi pareja, pero que yo tampoco consigo hacerlas realidad… unas veces por no enfadarla y otras por pensar que no cuadran con la forma de ser que nos hemos forjado de cara a los demás (miedos, vergüenza, inseguridad… Llámalo como quieras).
Estaba leyendo y pensaba: "¿Por qué estoy aquí si Gwen me está buscando? ¿Y si soy yo el hombre extraordinario de Gwen? No puedo ser yo… Yo ya estoy "pillado"… Y sigo con mi infelíz relación porque yo mismo me la he buscado (con la ayuda de ella).
Estoy seguro de que hay más tios como yo por ahí perdidos, que harán tu vida más encantadora y tendrán esos detallazos inesperados que a mí se me ocurren de vez en cuando. También te darán esos adormecedores besos en el cuello y te despertarán con ese cachete en el culo que tanto te excitan.
Está ahí, Gwen. Yo estoy.
Suscribo todo, yo también quiero eso, pero con más miedo que antes, con más cuidado que antes, con muchos más ladrillos entre la puerta del armario y Narnia…
Y quiero que tú lo sientas, Gwen, que puedas ser tú y ser feliz, sabiendo que hay un “él”, que sea todo lo que has escrito, porque querida, nadie debería conformarse con menos, nadie debería tener que “restarse” para poder “sumarse” a otro, nadie debería hacer por otro lo que no harían por él, nadie, quizá así, subiríamos el listón y la gente se pondría las pilas… quizá vivo en un mundo con unicornios y arco iris, pero siempre me gustó ver el mundo de colores, estaré en el castillo cuando quieras.
La vida con unicornios y arco iris es mucho mejor, aunque nos tilden de locas por creer en ello. Gracias por ser parte de mi castillo.