Un sin fin de fantasías eróticas llenan nuestro imaginario, en especial esas cosas diferentes que no acostumbramos a poner en práctica con asiduidad, o que percibimos como «especiales». Hace quizá unos años el sexo anal fuera uno de los grandes tabús de nuestra sexualidad, pero día a día se ha ido haciendo un hueco entre lo que más experimentamos, dentro de lo entendido como «transgresor».
Aunque aún permanece cierto estigma frente a esta práctica, ya no lo encontramos como exclusivo del porno, ni de hombres gays, ni de -como pensarían algunas personas- mentes depravadas. Es una práctica erótica más que se cuela entre nuestras sábanas para dejarnos, si lo sabemos hacer bien, con una buena sonrisa.
FANTASÍA
Para mucha gente sigue formando parte de sus fantasías eróticas, pues no hace falta que éstas sean elaboradas recreaciones imaginarias, basta con una simple experiencia que anhelamos, que deseamos conocer, o que nos hace mojar la ropa interior. Y el sexo anal es tan buena como cualquier otra fantasía.
DESEO
Debe quedar claro que tener una fantasía no es lo mismo que desear cumplir esa fantasía. Yo puedo soñar leer mentes, pero ni borracha querría que fuera verdad. Y ahí entra el juego el deseo. No sólo tiene que resultarte atractiva la fantasía, el sexo anal en este caso, sino que desees experimentarlo en primera persona, y en con qué condiciones.
Pues no es lo mismo querer ser un sujeto pasivo, que uno activo o versátil. ¿Quieres ser a quien penetren? ¿Quieres que te penetren a ti? Con estas primeras ideas claras, ahora sólo tendrás que encontrar la persona adecuada para ello.
TOMANDO FORMA
Si bien contamos con infinidad de juguetes eróticos para no tener que depender de nadie para cumplir esta fantasía, lo bonito es compartir la experiencia. Para ello podrías escoger a cualquier persona dispuesta, pero mi consejo es que pienses bien antes de actuar. No voy a soltar el rollo de «hazlo con alguien especial», porque no tiene nada que ver y porque cualquier persona puede ser especial, aunque sólo sea porque compartió algo especial contigo. Lo que sí te diré, es que busques alguien de confianza.
Vayas a probar de forma activa o pasiva, lo mejor es hacerlo, en especial las primeras veces, con alguien en quien confíes, que no tema comunicarse, que tenga paciencia… Si tienes pareja, sería lo lógico que fuera tu primera opción, aunque ahí entraríamos en si realmente lo desea la otra persona y en llegar a unos acuerdos específicos.
Las amistades con derecho a roce siempre son un buen recurso para innovar y pasar un rato divertido, pero puede darte vergüenza, no tener la suficiente confianza para sentirte a gusto en esa situación, o directamente no mostrar una actitud receptiva. Es por eso que puedes plantearte los servicios de escorts en Madrid para llevar a cabo tu fantasía.
CADA VEZ MÁS FRECUENTE
Una vez hayas encontrado con quién dar el paso y probar el sexo anal, no le tengas miedo. Ni miedo, ni pudor, ni sientas que haces algo mal.
El sexo anal es cada vez más frecuente, popularizándose incluso en el cine convencional, pero en especial donde nos importa, en el mundo real. Personas que rebasan esa frontera de «la puerta trasera» para descubrir un nuevo y excitante medio de obtener placer. Miles de productos enfocados a la estimulación anal, cosmética específica, y esa línea de tabú que se difumina cada vez más abriendo la mente a que hombres cis heterosexuales encuentren su Punto P y exploren todo su placer.
Sin prejuicios, sin tabús, sin miedo, con paciencia, con delicadeza, con lubricación, con deseo.
David dice
Genial probarlo, ya desde hace tiempo, y con las parejas y amistades con derecho a roce sin problema. Lo primero es encontrar tu punto P ( Paciencia, Placer y Positivismo) y después pedir jugar, ofrecer, sugerir y probar. Cuando te regalan un masajeador prostático ya es un buen aliciente para jugar, a solas o en compañía (si vibra y se limpia, vale para ambos), es muy divertido explorar y sentir cosas que antes desconocías, primero con dedos y después con algo más contundente, orgasmos intensidad superior, no todo es penecentrismo!