En una sociedad que tiene tan presente la sexualidad, aunque sea de manera inconsciente, es llamativo que algo como los anuncios de contactos creen debate aún hoy.
Antaño encontrábamos decenas de esos anuncios en periódicos, esos mismos que estaban en los bares, peluquerías o salas de espera varias. De pronto, dejó de verse como algo «decente», con la excusa de «y los niños, es que nadie piensa en los niños», y fueron desapareciendo de los medios habituales, refugiándose en infinitas webs de Internet como Lifescorts.
Eso de querer ocultar el sexo, y cualquier referencia al respecto, de los niños me hace reflexionar. Obviamente hay cosas que no están pensadas para los niños, y permítete que te diga que una de ellas son los periódicos. ¿Acaso creemos que un anuncio de contacto es más fuerte para una joven mente que leer sobre guerras, masacres y hambre? ¿En qué momento dimos el pase a la vileza del mundo y el alto a la sexualidad creyendo que era lo correcto?
Igual que en los periódicos pasa con la televisión y las series, nos volcamos como sociedad en proteger a las nuevas generaciones pero, ¿realmente es contraproducente que sepan de sexo y no de otras personitas que mueren entre bombas?
Soy defensora de alargar lo posible la infancia. La mía tuvo una rotura dramática y entonces pelee bastante por no perderla, no quiero que mi sobrino ni mi sobrina tengan que enfrentarse a ciertas cosas a tierna edad si puedo evitarlo. Pero dudo que la solución sea una inmersión en una burbuja de unicornios y arco iris. Sí creo en la importancia de fomentar la magia en sus vidas (hostia, hasta en la mía como adulta), y a diferencia de lo que piensa mucha gente, esa parte «blandita» no está reñida con una realidad adaptada.
Podemos pensar que en muchas ocasiones protegemos a los niños de contenido erótico, sexualmente insinuante pero, ¿no estamos acaso protegiéndonos a nosotros mismos como adultos de posibles preguntas a las que no sabemos cómo enfrentarnos?
Con la idea de que la edad nos da el conocimiento, puede hacernos sentir inseguridad tener que explicar determinadas cosas que, o bien no conocemos, o bien nos supone un reto, a veces incluso moral, explicarlo a otra persona, no digamos ya si se trata de alguien menor de edad.
Por supuesto, no voy a defender aprobar el porno para menores, pero sí una educación sexual que corresponda a su nivel de madurez, desde la tierna infancia. Eso, a la larga, hará humanos mejor informados, más seguros y responsables, y nos facilitarán esas preguntas controvertidas.
La sobreprotección de la infancia no es buena, y menos cuando lo hacemos de manera tan discriminatoria. Suponemos que la naturaleza de una civilización es la evolución, pero contrariamente de unos años a esta parte parece que estemos desandando el camino, y haciéndolo de nuevo inspirándonos en ideas del medievo y políticas retrógradas.
Si la línea la marcamos en el sexo, ¿no estamos dando forma a personas desinformadas que ven la violencia como algo aceptable y la sexualidad como algo que esconder? ¿No estamos fomentando la violencia sobre el respeto, la diversidad, la sexualidad, el placer? Si unos anuncios de contactos pueden hacer tanto daño a una sociedad, ¿por qué no olvidarnos de las bombas y lanzar flyers de putas?
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