Lo de tener la mente hiperactiva tiene sus momentos, como estar tranquilamente barriendo la cocina y que te aparezca de pronto el pensamiento de los límites de la fantasía.
Realmente, y no tengo ni idea de porqué, lo que se me vino a la cabeza es una reflexión sobre la fantasía de la violación. Y remarco, FANTASÍA, pues nadie quiere ver su cuerpo forzado a lo que no desea.
Mente
Como habrás podido comprobar en tu vida, no podemos controlar lo que se nos pasa por la mente, el poder de nuestra imaginación, y lo insondable de los pensamientos inconscientes. Pero los seres humanos somos seres racionales (al menos en su mayoría), y eso nos hace poder distinguir entre aquello que es mera fantasía, y lo que es un verdadero deseo.
Te pondré un ejemplo sencillo. Puedo fantasear con ser invisible, pero a efectos prácticos no deseo serlo (bastante invisible me siento ya a veces…).
Imaginario erótico
El propio imaginario erótico tiene tan solo el límite que le pongamos. Podremos imaginar cuanto nos propongamos, dándole mayor o menor realismo según nuestras facilidades imaginativas, las referencias que tengamos al respecto, y lo vívida que sea la fantasía. Este imaginario es un espacio seguro, pues imaginemos lo que imaginemos, es sólo nuestro y de nadie más, a menos que deseemos compartirlo.
Aquí entran todas aquellas cosas que, de manera consciente o inconsciente, nos atraen de alguna manera. En muchas ocasiones simplemente es el concepto, un abstracto desarrollado uniendo los puntos, no siendo sinónimo de una puesta en escena, sino de una idea ampliada que ha tomado una forma determinada.
Siguiendo el ejemplo anterior. Me imagino cómo sería follar siendo invisible, pudiendo hacerlo en cualquier sitio.
Fantasía
Cualquiera de esos pensamientos de nuestro imaginario erótico puede transformarse en fantasía, pero no cualquier fantasía es proclive a convertirse en realidad.
De hecho, en numerosas ocasiones jamás de los jamases pondríamos en práctica aquello que se nos antoja de fantasía (yo, follar sobre una moto, por decir una), o lo haríamos con cambios, adaptando la fantasía a nuestros verdaderos deseos.
En la adaptación es donde podemos dar forma a una fantasía que trascienda a la realidad, porque está madurada, es realista con respecto a nuestras vidas y se plantea en un entorno seguro.
Con esa fantasía de la violación, de la que se habla pero en especial por quien no tiene ni idea y lo malinterpreta por completo, no se está deseando que alguien random te fuerce y te agreda sexualmente. Es una fantasía muy comprometida porque no se entiende, en una sociedad como la nuestra, que alguien desee una situación similar, cuando lo que se puede desear, en tal caso, es una representación en entorno controlado.
La voz experta
He consultado el tema con Lara Herrero, amiga y sexóloga, y nos cuenta lo siguiente:
«Algunas personas creen que las fantasías sexuales ocultan una necesidad y que esa necesidad puede acabar en frustración si no se complace. Pero una fantasía no es un deseo, sino que es una herramienta para la imaginación que ayuda a entrenar la focalización mental erótica para mejorar la concentración, excitación o la respuesta orgásmica. Esto resulta verdaderamente útil en dificultades eróticas como la desinhibición del deseo o la disfunción eréctil. Las fantasías pueden ayudar a disfrutar más de un encuentro erótico sin producir efectos secundarios ni ocasionar molestias al compañero o compañera.
Además, una fantasía permite que dejemos de ser meros/as espectadores/as de un encuentro sexual para pasar a ser los actores y actrices protagonistas; así como a preocuparnos por nuestro propio placer. Teniendo en cuenta que en nuestra sociedad las mujeres ocupamos el papel pasivo en la sexualidad, una fantasía puede ser un recurso muy interesante para pasar a ocupar el rol activo, independientemente de cuál sea.
En ocasiones, las fantasías relacionadas con una violación acaban generando sentimientos de culpabilidad entre algunas mujeres. La culpabilidad nace desde el momento en que se nos considera el sexo débil, que ha de someterse y rendirse ante el coito heterosexual. Nace desde que la sexualidad se silencia. Pero no todas las mujeres se sienten culpables por fantasear. Algunas las aceptan, las comparten y las liberan de la ansiedad de estar a solas con sus pensamientos. Recordemos que la mujer es quien mueve los hilos y quien consiente a su antojo en sus fantasías.»
Realidad
Cualquiera se podría llevar las manos a la cabeza al oír sobre este tipo de fantasía, en especial aquellas personas que la tienen y se perciben con tara por eso mismo, como si sus mentes estuvieran desquiciadas por tan brutal fantasía. Pero si navegas por webs de relatos eróticos de aportación popular, descubrirás multitud de ellos dedicados a relatar violaciones por personas conocidas o desconocidas, y la gran mayoría con una moraleja de satisfacción personal de la persona pasiva (habitualmente quien lo relata).
Obviamente esto no es un indicador de salud mental, ni de deseo de exponerse a un trauma físico y psicológico; forma parte, en exclusiva, de una fantasía y el concepto de ésta. Es la imaginación brotando con su pura crudeza.
Desdibujando límites
Como he dicho, imaginar o fantasear no es desear. Aunque, como es lógico, nuestro deseo se nutre de eso, y puede desencadenar que queramos dar un paso más hacia la acción, por más que podamos pensar que cruza los límites de la fantasía, como podría ser, en este caso, la violación.
Puede ser beneficioso plantearse nuestras motivaciones al respecto, qué puede desencadenar esa fantasía y, por supuesto, siempre acudir a especialistas en sexología ante cualquier situación o pensamiento que nos suponga un problema en nuestro desarrollo erótico-afectivo.
Juego de rol
Teniendo las ideas claras sobre nuestra motivación, y sintiéndonos a salvo y a gusto con la decisión, planteemos ceder el control a través de un juego de rol.
Los juegos de rol van mucho más allá de los tableros de juego y los dados con infinidad de caras. Los juegos de rol, en especial los centrados en actividades erótico-festivas (de los otros se poco o nada), son una válvula creativa de escape, vehículos para saciar nuestras fantasías de forma segura, en entorno controlado, recreando un papel y una situación en la que, en cualquier momento, alguien puede decir «CORTEN» y se para la acción por completo.
Facilitan un espacio para desarrollar nuestra fantasía e imaginación, sin las consecuencias o complicaciones de una actividad real. Ya sea fingir ser médicos, colegiales, policías, modelos…o víctimas de un asalto sexual.
Marcada diferencia
Es IMPORTANTE reiterar que, como fantasía explotada a través de un juego de rol, se hace siempre con pleno consentimiento de las partes (como debe ser cualquier actividad sexual), con los límites bien marcados previamente, e incluso con un guión preestablecido que coreografíe el juego y, por tanto, lo que en él suceda.
Una representación que finalizará en el momento en el que alguna de las partes no se encuentre cómoda, segura o excitada. Imprescindible, precisamente por ello, ponerlo en práctica con alguien que nos dé auténtica confianza, y sepamos que parará la acción si así lo solicitamos.
Esta fantasía a través de un juego de rol se trata de una cesión del control voluntaria, pactada y establecida; no teniendo nada que ver con una violación que, como agresión sexual, carece en absoluto de consentimiento.
Recuerda: los límites de la fantasía están donde tú los pongas. Los límites de tu realidad, donde tú y las personas implicadas en la acción decidan colocarlo.
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