Con la llegada de la IA a cada vez más aspectos de nuestra vida, no puedo evitar plantearme algunas cosas.
LA EVOLUCIÓN DE LOS JUGUETES ERÓTICOS
Actualmente los juguetes sexuales o eróticos no nos son desconocidos. Pero no hace tanto tiempo era un mercado con más oscuros que claros; algo que se percibía a la perfección en las propias tiendas, que han pasado de parecer rincones oscuros de perversión, a establecimientos bien iluminados y atractivos que invitan a la experimentación.
Los juguetes eróticos han evolucionado mucho en, relativamente, pocos años. Cuando empecé en el sector aún abundaban muchísimo los juguetes realísticos analógicos o con pilas, de materiales cuestionables, y todavía se percibían los juguetes en general como algo que esconder, algo que sólo compraban personas hipersexuales o quienes no tenían un buen amante.
En la actualidad, si bien sigue habiendo una buena representación de «juguetes clásicos», porque tienen su público, y una parte de la población continúa asociando los juguetes sexuales con algún tipo de perversión; encontramos un cambio social, y un despertar tecnológico al servicio del placer.
Diseños novedosos, funcionalidades inauditas, materiales respetuosos de alta calidad, juguetes con baterías recargables, con mando a distancia, aplicaciones, e incluso con integración de IA.
Por supuesto, los productos eróticos siguen teniendo un gran valor lúdico, y hablamos de ellos con naturalidad, cada vez más. Pero también empiezan a percibirse como elementos terapéuticos, como herramientas de enriquecimiento erótico, e incluso como pequeños electrodomésticos costumbristas que hacen, de una manera u otra, nuestra vida más fácil o feliz, a solas o en compañía.
EL FUTURO DE LOS JUGUETES ERÓTICOS Y LA IA
Es un buen momento para plantearnos cuál es el futuro de los productos eróticos. Entendiendo que continuarán evolucionando, ¿qué camino tomarán? ¿Cómo se adaptarán a las tecnologías florecientes? ¿Qué consideraciones éticas deberán tenerse presentes? ¿Se nos puede ir de la mano la IA y que termine Skynet controlando nuestros orgasmos?
Las aplicaciones de la IA son infinitas, pero cabe preguntarse si, mientras desbloqueamos nuevas funcionalidades, nos perderemos como humanos entre tanto código. Sin intención de sonar catastrofista, ni que parezca que Terminator es mi guía de información, hay demasiados factores responsables de que la inclusión de la IA en todos los aspectos de nuestra vida sea algo positivo o una idea nefasta. Ni mucho menos soy una experta, pero como millennial he visto demasiadas películas donde esto no salía del todo bien. Permíteme que sea cauta a la hora de creer en las bondades de la inteligencia artificial.
Al margen de mi paranoia, en lo concerniente a los juguetes eróticos se van implementando algunas funcionalidades a través de IA. Por el momento son aplicaciones sencillas, como modos de vibración donde una IA gestiona los ritmos en función de unos parámetros, programas para mejorar el rendimiento sexual en las personas con pene, o que te pueda leer un relato erótico mientras te masturbas. Tareas que no representan un riesgo en su uso, pero que abren la puerta a que sea una inteligencia artificial, algún día, quien gestione cómo jugamos en nuestra intimidad y, de camino, automatice nuestro placer.
MIRADA ESCÉPTICA
Como escéptica profesional a tiempo completo, no puedo sino observar con cierto reparo el uso de la IA en determinados aspectos. Sé que puede ser realmente útil en una gran variedad de áreas, y que si se usara de la manera correcta supondría un beneficio inconmensurable.
No obstante, no puedo cerrar los ojos a la cantidad de contenido ficticio que plaga internet. Páginas enteras escritas con IA que reinventan la historia de la humanidad, hablando de personajes que nunca existieron o atribuyendo hechos a quien no estuvo allí. Contenidos que abusan de todas las ciencias y las perturban con «conocimientos» falsos. Webs que antaño escribían personas, con un criterio reconocido, que ahora redactan íntegramente bots. Por no hablar de los ejemplos de IAs siendo racistas, homófobas, tránsfobas, xenófobas, sexistas, capacitistas, o casos más extremos en los que han animado al suicidio. Toda la información a dos clics, y toda la desinformación a uno.
El descontrol de la inteligencia artificial es un peligro potencial. No tanto, creo, por la propia IA y su naturaleza, sino por la base de aprendizaje de ésta: los seres humanos y sus sesgos. En unos tiempos en los que resulta complicado hacer que un humano razone y piense por sí mismo, en lugar de caer en bulos y creerse cualquier cosa, ¿cómo de difícil será hacer que una IA determine qué es real y qué un sesgo del entrenamiento? ¿No estaremos perdiendo humanidad al dejar que la IA sea quien cuente nuestra historia y cree nuestro arte?
Y al hilo de esto, ¿cómo de humano será que una IA gestione nuestro placer sexual?
En fin, qué esperas de una escéptica que sobrepiensa demasiado…
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