Tener el exhibicionismo a un clic lo ha democratizado, pero el exhibicionismo en sí no es algo nuevo; siempre han existido personas que deseaban mostrarse, y personas que deseaban observar. No obstante, cada vez resulta más sencillo llegar a un público mayor, incluso de maneras más explícitas.
EXHIBICIONISMO A UN CLIC
El contenido erótico o pornográfico tiene miles de años. Variando, eso si, el medio en que era distribuido o visionado. Hace apenas 30-40 años se tenía que recurrir a revistas especializadas, a películas del videoclub o a la colección privada de familiares y amistades. Más adelante llegó la época en la que adivinábamos cuerpos y posturas en el codificado Canal+. También se empezaba a utilizar internet para difundir contenido propio, aunque con lentitud y difícil acceso, tanto por la velocidad de la conexión, como por la dificultad para encontrar determinado contenido.
Ahora podemos ver porno en directo desde casi cualquier dispositivo electrónico. Tenemos el exhibicionismo a un clic.
EL PLACER DE QUE TE MIREN
El exhibicionismo podría definirse como el placer de que te miren. Esto no implica, necesariamente, un contexto sexual, aunque es común que lo interpretemos como tal.
Cualquier persona puede sentir atracción por verse observada en un momento dado, quizás también por un público determinado, aunque este esté compuesto únicamente por una persona. Sin ir más lejos, es frecuente que nos excite mostrar nuestro cuerpo a la pareja o a un posible ligue. Desnudarnos bajo su atenta mirada, acariciarnos mientras observa, enviar una foto erótica cuando las circunstancias invitan a ello…
Puede ser una forma de reforzar nuestra autoestima, de sentir que nos ponen en valor, de explayarse con un modo de comunicación diferente, un medio de liberación personal y/o sexual.
El exhibicionismo a un clic diversifica las opciones, haciendo accesible a infinidad de rincones aquello que queremos mostrar. Incluso a personas con las que jamás coincidiríamos en otro contexto.
EL PLACER DE MIRAR
El voyerismo podría definirse como el placer de mirar. Igual que el exhibicionismo, no siempre lleva de la mano un contexto sexual, aunque es cierto que puede ser un factor importante en este placer.
Sin intención, muchas veces, de implicarse directamente, el voyerismo se nutre de quienes gozan de mostrarse, pero también de quien actúa con la mente distraída y no es consciente de lo que otra persona puede ver desde la distancia o una posición oculta. Se fantasea con la vista, se recorre el cuerpo ajeno y se imagina sensaciones y acciones, aunque no sienta la necesidad (o tenga la capacidad) de llevarlas a cabo. Como quien ve una película privada y la disfruta en intimidad.
Cuando se tiene el exhibicionismo a un clic, resulta más sencillo satisfacer ese placer voyerista, y poder elegir incluso lo que se desea mirar en cada momento.
EXHIBICIONISMO GRATIS A UN CLIC
Las tecnologías cambian, y aunque los placeres evolucionen, siguen buscando satisfacerse. Es el caso de las webcam gratuitas de sexo en directo; no hace tanto algo así sería impensable. Sólo de imaginar lo que mi conexión tardaba en cargar una web básica allá a principios de los 2000, ni me imagino el tiempo que habría llevado cargar un vídeo, y mucho menos algo en directo que precise de conexión constante.
Ahora no hay que temer que alguien quiera hacer una llamada y te haga perder la conexión a internet. En muchos casos ni siquiera precisas iniciar sesión o gastar dinero. A un clic tienes alguien esperando a mostrarse, deseando hacerlo. Alguien que, con el único pago de tu tiempo, revolverá tus fantasías sexuales.
CUANDO LO AMATEUR VALE MÁS
Me resulta fascinante que, habiendo como hay multitud de artistas del erotismo y la pornografía, con contenidos profesionales, sea el ámbito amateur el que más crecimiento muestre.
Por una parte podríamos pensar que lo profesional resultaría más satisfactorio; no en vano, se fabrica específicamente con esa idea, y se vuelca en los deseos del público. Si tuviera que arreglar un enchufe preferiría que lo hiciera una electricista antes que el repartidor. Cabría esperar lo mismo en el porno o el erotismo.
Pero existe un componte extraño, una necesidad o un placer aumentado al observar a personas comunes en circunstancias que, por lo general, no se muestran públicamente. Esa intimidad, mostrada como un regalo y una sorpresa, con naturalidad y espontaneidad.
Resulta extraño que cada día el porno profesional quiera parecerse más al amateur, y lo amateur quiera parecerse más al porno profesional. ¿Acaso tener el exhibicionismo a un clic frivoliza el placer de que te miren y el placer de mirar? ¿Se prefiere algo impostado ejecutado por una persona amateur a algo orquestado por una persona profesional, cuando el resultado termina siendo el mismo? ¿Queda contenido amateur que mantenga la esencia original? Si es así, creo que ya sabes dónde encontrarlo…
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