El Monte de Venus tiene un gran potencial erótico, por desgracia muchas veces se percibe más como un obstáculo o una parada rápida que como un punto de placer donde merece la pena entretenerse.
¿QUÉ ES EL MONTE DE VENUS?
El pubis adquiere el nombre de Monte de Venus cuando acompaña a una vulva. Es una zona, situada sobre el hueso púbico, que presenta tejido adiposo y vello; ambos destinados a la protección, de los posibles impactos durante la penetración y ante infecciones e irritaciones respectivamente.
Tanto el vello como el nivel de grasa en la zona puede variar de un cuerpo a otro. Puede haber más o menos pelo, ser planito o estar más o menos abultado, pero en todas sus combinaciones es bello y puede ser igual de erótico. Un mayor o menor atractivo dependerá, como todo lo demás, de la opinión subjetiva de cada cual.
PRIMERO: SÍ, TU MONTE DE VENUS ES NORMAL
En todos los aspectos estéticos parece haber una norma que hay que acatar para poder sentir que se tiene algo bonito; sea un cuerpo, un culo, un pecho, unos labios vaginales o un Monte de Venus. Pero estas cosas se rigen por modas, por estereotipos, por lo que se vea en las redes o, hablando de genitales, en las películas para adultos.
Esta sobreexposición de un mismo modelo, como si no existiesen otros muchos, provoca que muchas personas se planteen que hay algo mal en sus cuerpos. Que deben, necesariamente, depilarse, someterse a liposucciones del Monte de Venus u operarse los labios para recortarlos. Spoiler: no hace falta. Tus genitales son normales. Tus genitales son bonitos.
Una de las zonas que puede crear cierta incomodidad estética, por esto que he hablado, es un Monte de Venus abultado. En esencia porque no sólo puede percibirse sin ropa, sino que muchas veces se nota perfectamente bajo la ropa. ¡Y no pasa absolutamente nada!
DESCUBRIMIENTO
Siempre me ha parecido curioso cómo la experimentación te lleva a descubrir cosas que siempre estuvieron ahí. Pero más curioso es, aún, cuando son otras personas quienes te descubren algo de tu propio cuerpo.
Igual que el placer por los azotes me los descubrió un amigo, otro me hizo ver lo estimulante que puede ser presionar el Monte de Venus durante la masturbación. Y es justo de esto de lo que he venido a hablarte.
Hay zonas del cuerpo a las que apenas prestamos atención, por más cerca que estén de nuestras zonas erógenas, y eso se debe, como siempre, a una falta de educación/curiosidad y a que si no aparece en el porno no se nos ocurre probarlo. A no ser que sea por pura casualidad, porque nos dé por explorar cada rincón, o porque llegue un amigo y presione un punto concreto que te desbloquee un placer desconocido.
EXPLORACIÓN
Los mimos a los puntos más calientes están genial, pero existen zonas que con un poquito de atención pueden hacer subir la temperatura unos cuantos grados. Es fácil leer, con cierta frecuencia, de quien besa la parte interna de los muslos antes o durante un cunnilingus. El Monte de Venus no corre la misma suerte, y más allá de un par de caricias por casualidad, y de la que se baja al meollo del asunto, no recibe apenas estimulación.
Ya sean caricias, un masaje suave o incluso pequeñas presiones, puede hacer el juego más interesante. Bueno, quizá en tu caso concreto te quedes igual que si te tocaran la punta de la nariz, pero también es probable que te despierte cierto gustirrinín.
INTENSIFICANDO SENSACIONES
Claro, hablo desde la estricta experiencias personal. No puedo vaticinar cómo podrías sentirlo tu, si te resultará agradable, molesto o te provocará cosquillas. Por mi parte, potencia las sensaciones de lo que acurre más abajo.
La presión del Monte de Venus con la palma de la mano mientras mueves los dedos alrededor del clítoris y los labios vaginales, o de la que oscilas un vibrador, es como sacarle una potencia más a la estimulación. Una potencia que no puede darte un juguete, ni la mano más experta si no sabe dónde y cómo ubicarse.
Yo encuentro el punto en la parte media central, justo encima del hueso público. Quizá tu punto esté más arriba, o ligeramente más abajo. Es difícil explicar qué siento exactamente, pero no resulta extraño, pues explicar lo que para cada cual es el placer, es algo muy complicado. Sólo puedo resumirlo como unas sensaciones más intensas, y cuanto más excitada esté, más me pide el cuerpo esa presión. Presión que puede ser estática o moverse acompañando a los dedos, presión que puede ser constante u oscilar al ritmo de las caderas.
CARICIAS RELAJANTES
Acariciar el Monte de Venus con los dedos, sin tener por necesidad una motivación erótica, resulta muy relajante. Cuando los dedos se enredan con el vello con suavidad y puedes navegar entre la piel y la fibra, es como un antiestrés natural.
Algunas veces echo de menos mi vello púbico, y maldigo el momento en el que el láser se llevó casi todo el vestigio de su existencia. Echo de menos su suavidad, la diferente temperatura, el juego relajante… Por suerte no perdí, con el vello, la capacidad de disfrutar del erotismo del Monte de Venus.
¿Liposucción del monte de Venus? Eso existe?? ¡Madre mía! 😲🤦🏻♀️.
Estupendo artículo dedicado a una zona tan maravillosa como su nombre y a la que únicamente solemos darle atención para criticar su vello, perdiendo todo su potencial erótico 😑.
Muy identificada con tu último párrafo… 😒.
Parece que existe al menos una operación estética por cada complejo más o menos pequeño o representativo de la sociedad. Es una barbaridad. ¡Cuánta falta hace una buena salud mental!
Que nunca nos quiten las sensaciones, aunque hayamos perdido por el camino la cosquillita del vello😘
Soy un hombre al que desde bastante niño, SIEMPRE le llamó la atención de forma 100% natural esta parte maravillosa (como tantas otras) de una mujer.