Existe un complemento erótico que tienes que tener, sí o sí, en tus relaciones sexuales. Incorporarlo en cada encuentro, a solas o en compañía, mejorará tus experiencias. Y si no me crees, sigue leyendo.
EL COMPLEMENTO ERÓTICO PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Puede que estés pensando que a ti no te hace falta ningún complemento erótico para pasarlo bien en el sexo, y te estarías equivocando mucho. Mujeres de Valencia, hombres de Vancouver o personas no binarias de Buenos Aires, todas pueden obtener un gran beneficio de la sencilla pero relevante influencia de este complemento.
La cuestión es si eres o no capaz de sacarle todo el partido. Si te dejarás llevar lo suficiente como para disfrutar de algo tan revolucionario como antiguo. O si te cerrarás en banda a un mínimo esfuerzo. Pero antes de responder, te desvelaré de qué hablo.
COMPLEMENTO ERÓTICO INCORPORADO
Este complemento no se compra en tiendas, ni se pide por internet. Es un complemento con el que nacemos y que, con el tiempo, podemos desarrollar en mayor o menor medida. Por supuesto, se verá afectado por las influencias externas, pero tú tienes todo el poder de gestión. Podrás decidir cómo, cuándo y con quién darle uso. Aunque no siempre.
Ese complemento erótico no es otro que la imaginación. ¿Cómo te quedas? ¿Te imaginabas por dónde iba la cosa?
LA IMAGINACIÓN COMO ESTIMULANTE
Los estímulos externos pueden ser más que suficientes para calentarnos, pero la imaginación tiene un peso indudable en ello. Aunque no estemos siendo conscientes, la mente trabaja por su cuenta de la mano de la imaginación, y hace que esa escena erótica, ese relato sexy o esa mirada desde el otro lado del local cobren un sentido concreto y, consecuentemente, activen determinadas sensaciones en nuestro cuerpo.
En la mayoría de los casos no es tanto la carga erótica de un estímulo, sino cómo lo percibimos y qué nos imaginamos.
LA PERCEPCIÓN Y LA IMAGINACIÓN
Pongamos que estás viendo una escena erótica (o porno), o quizás algo mundano que no tiene siquiera una intencionalidad erótica. Lo que percibimos y lo que imaginamos con ello pueden ser cosas dispares. Te lo explicaré con un ejemplo.
Estás viendo una imagen de una persona con la ropa interior a medio quitar en una pose sexy. Puedes imaginarte cómo continuaría la escena, cómo actuarías si estuvieras allí, qué harías, dirías o pedirías… Pero también puedes percibir que la etiqueta de la ropa interior se ve y estropea la imagen, y sólo tienes ganas de transportarte a esa escena para colocar la dichosa etiqueta en su sitio.
La imaginación es un complemento erótico, algo congénito que podemos elegir activar o no, pero que requiere de entrenamiento para perfeccionarse y, por ejemplo, obviar algunos detalles por el bien de la historia erótica en tu mente. Como esa etiqueta mal colocada, por ejemplo.
TRABAJA TU COMPLEMENTO ERÓTICO
Mucha gente cree que no necesita la imaginación pues ya cuenta con algún estímulo externo para excitarse. Sea una escena sexual, un relato, un juguete o la acción de otra persona. Pero sin imaginación no seríamos capaces de trasladarnos a esa escena, de colocarnos dentro de ese relato, de calentarnos con ver el juguete desde la mesilla o de excitarnos al interactuar con otra persona.
De alguna manera la imaginación es capaz de abrirnos un abanico infinito de posibilidades. Es capaz de anticipar qué sensaciones podríamos sentir si hacemos una cosa u otra, es responsable de hacernos sentir dentro de la historia que relata una persona desconocida, o de ponernos a mil con algo tan sencillo como unas manos, un tirante que cae del hombro, un vaivén al caminar o una mirada.
Los estímulos externos son fantásticos. Pero sin ese complemento erótico que es la imaginación, es como prender una llama en el espacio. Trabaja tu imaginación y tendrás la herramienta más poderosa.
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