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Es muy frecuente encontrarse, al menos una vez en la vida, con la pregunta de si es posible la amistad después del sexo. Quizá una de esas grandes preguntas que, siendo realistas, no tiene tanta transcendencia. No obstante, vamos a hablar de ello.
¿QUÉ FUE PRIMERO, LA AMISTAD O LA ATRACCIÓN SEXUAL?
Hay veces que no sabría decirte en qué orden transcurren estas etapas, pues con facilidad puede aparecer la amistad y, con el tiempo, surgir la atracción sexual, pero también puede ocurrir lo contrario. Suerte que de antropóloga no tengo nada, porque vaya jardín que acabo de plantar…
Desde mi punto de vista y experiencia, como te cuento todo siempre, se pueden dar ambas situaciones. He sido testigo de primera mano de ello, y lo cierto es que tampoco podría decirte si una cosa sucede con más frecuencia que la otra, lo que sí puedo es que todo depende de las personas involucradas, y de cómo gusten llevar las cosas.
La amistad puede surgir en cualquier momento, como descubrir de pronto la atracción sexual que sientes hacia alguien, aunque creo que cuando ya conoces mínimamente a una persona eres capaz de encontrar más cosas que te atraen (y también más defectos, claro), por lo que no es una locura que, tras una fuerte amistad puedan aparecer sentimientos románticos o erótico-festivos. Ya sabes, la confianza hace el roce, y el roce el cariño.
FOLLAR CON AMISTADES
Follar con alguien que no conoces no tiene nada que ver con hacerlo con quien tienes una mínima relación, y si ya hay incluso una buena amistad, la cosa cambia y mucho. Lo malo, es que no necesariamente tiene que ser para bien eso último. Las cosas han de estar muy, muy claras cuando follamos con amistades para no crear tiranteces que terminen estropeando la relación preexistente, y eso no es fácil.
A diferencia de una persona desconocida, con amistades aspiramos a volver a encontrarnos, en horizontal o vertical, pero a continuar al menos la relación que nos unía. Y cuando has tenido a esa amistad del alma dentro de ti, literalmente, jadeándote al oído, descubriéndote sus perversiones más calientes, sudando la gota gorda entre embestidas e incluso mostrándote sus virtudes y carencias en cuanto a técnicas; volver a ver una peli, charlar junto a una cerveza o hablar de vuestras aventuras eróticas con otras personas, se hace bien raro si no nos andamos con cuidado.
Porque es inevitable pensar en si por nuestra parte repetiríamos, si la otra persona querría hacerlo, si el haber follado convierte la relación de amistad en otra cosa… Son muchas dudas que surgen, en especial, cuando nos lanzamos al frenesí entre las sábanas sin reflexionar realmente el porqué y si merecerá la pena arriesgar lo que había antes. Surgen, siempre, cuando no hay una correcta comunicación y se ponen las cartas sobre la mesa.
Lo que puedo decir, desde mi experiencia, es que follar con amigos puede ser algo peligroso, concretamente cuando existen sentimientos por alguna de las partes.
AMISTAD SURGIDA ENTRE ORGASMOS
Es diferente cuando la amistad es un efecto secundario del sexo. Cuando la confianza, la buena compenetración en la cama, las conversaciones refractarias, las risas, la comunicación da pie a que surja una amistad. No queda nada que esconder a nivel físico, y en ese momento, con algunas personas, parece que se es proclive a desnudar el alma, contando cosas que no dirías en otra situación ni a otra persona.
Cuando esa amistad nacida del sexo es totalmente sincera, por experiencia, éste es mucho más placentero; haya o no otras personas en vuestras vidas. Llegar al nivel de hablar con total naturalidad de los ligues de quien hace unos minutos estaba entre tus piernas, de los tuyos, y contar anécdotas entre risas sin que exista ni un ápice de celos es algo difícil de lograr, pero mágico cuando ocurre.
Dos personas adultas compartiendo sexo y amistad sin pesos, sin juicios, sin presiones. Sólo fluyendo, riendo y sintiendo el momento.
AMISTADES CONFUNDIDAS
En ocasiones es posible que alguna de las personas involucradas acabe confundiendo esa amistad nacida del sexo con otra cosa. Con una relación sentimental incipiente, o incluso con una sensación de derechos sobre la otra persona, celos irracionales y falta de coherencia.
Quizá empieza con una tontería que pasa desapercibida, pero en un momento te das cuenta de que habla con total libertad de sus ligues, y que cuando lo haces tú le comen los celos (nacidos de la nada y sin motivo). Tuve un amigo así.
El sexo nos llevó a una amistad alternativa, a más sexo ocasional, a una amistad con derecho, a su obsesión con el sexo cada vez que le escribía o él me escribía a mí, a contarme con pelos y señales lo que sus amantes hacían y a molestarse cuando contaba yo mis experiencias. Un amigo, un follamigo que, tras años de follar de mes en mes, me soltó por WhatsApp, durante una tarde de calentón, que debería pedirme salir antes de que fuera tarde y me fuera con otro.
Llegados a ese punto, preferí soltar la bomba de humo. Nunca olvidaré aquella noche que rompimos la cama y me corrí en aspersión innumerables veces, ni otras muchas cosas. Pero no me interesaba comenzar algo con alguien que sólo apreció más de mí cuando pensaba que la música iba a parar, dejándolo sin silla sobre la que sentarse. Aun tras aquella conversación y mi consecutivo distanciamiento durante años, cada vez que escribo por su cumpleaños no falla el ofrecerme una celebración privada. Me reconforta ver que no equivoqué mi decisión.
AMISTAD DESPUÉS DEL SEXO
Si bien es posible que haya malentendidos, que alguna de las partes sienta cosas diferentes a lo que la otra está dispuesta a ofrecer, que el sexo pueda destruir silenciosa o sonoramente una amistad; sí, se puede tener amistad después del sexo.
Que exista la posibilidad de que todo se vaya a la mierda, haya habido amistad antes, o se haya forjado durante, no quiere decir que debamos, sistemáticamente, cerrar la puerta a conservar una amistad con quien compartimos fluidos y placeres. Por suerte, he conocido mucho más la amistad tras el sexo que las amistades confundidas, como la que te contaba antes.
Reconozco que muchas veces he dejado que las amistades con derecho murieran solas, enfriándose, alejándome de forma silenciosa, pero dejando una pequeña puerta abierta a la amistad. A poder encontrarme por la calle con quien compartí orgasmos y saludar sin resentimiento.
Por supuesto, también mantengo amistad con alguno de ellos, amistades atemporales, con quienes poder quedar a tomar unas cervezas, a quien escribir cuando hay cosas que celebrar o que lamentar. Con quienes recordar aquellos tiempos que vivimos juntos desde la más pura inocencia, sin esperar con ello que vuelvan a repetirse, sin desear una segunda vuelta, sin culpas ni celos, ni envidias ni pretensiones. Sólo un amigo que me vio desnuda y me puso los ojos en blanco, al que ahora ofrezco la oportunidad de otro tipo de desnudez.
HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE
Está probado que pretender que alguien sepa lo que deseas, quieres y sientes sin tú comunicarlo, es bastante improbable. La comunicación debe ser la base de cualquier tipo de relación, sea de amistad, sexual, romántica, una combinación de las anteriores, o de cualquier otra clase.
Si expresamos lo que esperamos de una relación, lo que no buscamos, nuestros miedos o ganas… Podremos conocer mucho mejor quiénes somos y quiénes nos acompañarán en el camino que emprendamos. Podremos lanzarnos a la amistad tras el sexo, y disfrutar de ella de la manera más sana. Si (nos)engañamos, huimos, tememos o destruimos con la única defensa de hacerlo primero que la otra persona y sufrir menos (JA), ni la amistad sobrevivirá al sexo, ni dejaremos que nazca tras él.
Sí, es posible la amistad después del sexo.