Cuando se habla de una trabajadora sexual (del sexo) -o trabajador, no nos volvamos sexistas ahora-, se sobreentiende que hablamos de putas, prostitutas, escorts… Pero, ¿y si no fueran las únicas? ¿Y si el abanico fuera mucho más amplio?
Pensando en el más general de los sentidos, ¿qué diferencia a una persona que gana dinero a cambio de practicar sexo, de una que lo gana proporcionando servicios o productos relacionados? Si bien se suele delimitar el término a aquellas personas que practican la prostitución en cualquiera de sus variantes, la realidad va más allá.
Según la R.A.E., un trabajador es, en definitiva, ‘una persona que trabaja’ -aplauso, aplauso-, y aunque creo que no tendrás dudas, el término sexual lo define como algo ‘perteneciente o relativo al sexo’ -otro aplauso por el ingenio-.
Según Wikipedia, un trabajador sexual es ‘una persona adulta (…) que gana dinero (…) mediante el ofrecimiento de un servicio sexual’. Pero igualmente señala que los estudiosos -que vete tú a saber quienes son-, incluyen a individuos que ‘realizan actividades sexuales o relacionadas con la industria del sexo como medio de vida’, y pone como ejemplo a ‘bailarinas de striptease, teleoperadoras de líneas eróticas, actrices y actores porno, y dominatrices profesionales’.Si nos guiamos por esa última premisa, en la que cualquier persona que desempeñe su función laboral en una actividad relacionada directamente con el sexo es un trabajador sexual, nos encontramos con el gran abanico del que hablaba al principio del post. Pero este abanico se abre incluso más si añadimos lo que en el propio artículo de la Wikipedia señalan como ‘proveedor de servicios para adultos‘. En esta categoría incluyen a ‘cualquiera que esté relacionado con la industria del sexo, como por ejemplo webmasters de páginas pornográficas, productores de cine porno, etc.’. También se podría añadir a esta categoría a empleados de sexshop, redactores de revistas para adultos, fotógrafos, maquilladores y estilistas especializados y un sin fin de profesiones más, porque si vale el colega que se sienta detrás de una pantalla, a metros (o kilómetros según el caso) de la más mínima actividad sexual en directo, a controlar los tejemanejes técnicos de una web, ¿por qué no todos los demás?
Dicho lo cual, y debido a que parte de mi desempeño profesional incluye la inclusión de vídeos en una web porno, ¿tengo que considerarme trabajadora sexual, o proveedora de servicios para adultos quizá? ¿Cómo quedaría eso en mi currículum? ¿Cómo serían las presentaciones? ‘Hola, me llamo Gwen y, entre otras cosas, soy proveedora de servicios para adultos…’. Ideal para una primera cita, ¿no crees?
No obstante, y aparte de mis paranoias personales, lo que sí es una realidad es que las y los trabajadores del sexo -en su más clásica definición-, ejerciendo la profesión más antigua del mundo como hacen, se ven perseguidos por un aura de desaprobación, desconfianza, miedo e incluso repulsa. Es una profesión arriesgada y estigmatizada por la opinión pública. En este mundo está mejor visto decir que te ganas la vida jodiendo a la gente -como político digamos-, que decir que te la ganas jodiendo con la gente.Uno de los problemas por los que se ve tan mal la profesión es porque se le asocian determinadas actividades -drogas, violencia, enfermedades, robos-, y la presencia de mafias en el sector complica el tema. Pero, ¿cómo acabar con los problemas subyacentes de la alegalidad? Sinceramente creo que la respuesta, o la que podría ser, la intuyes. Aún así, te pondré un ejemplo, la ley seca.
Creerás que he perdido el norte, pero deja que te explique y verás el paralelismo que quiero mostrarte. En 1920 se instauró la ley seca en Estados Unidos, esto, fuera de provocar lo que aquellos que la promulgaron pretendían, inició un mercado clandestino dominado por las mafias (con todo lo que ello conlleva), y tras 13 años se dieron cuenta de que el remedio había sido peor que la propia enfermedad, habiendo aumentado el consumo de alcohol, la aparición de bares clandestinos, y los criminales que se aprovechaban de la prohibición.
¿Entiendes a dónde quiero ir a parar con esta comparación cogida con pinzas? La prohibición, la ilegalidad, la alegalidad, la falta de regulación; no hace sino fomentar la proliferación de mafias, el mantenimiento de la afrenta contra la profesión y la desprotección de quien la ejerce. Ante la lucha contra lo dañino de la prostitución, ¿no sería más conveniente una regulación al respecto? ¿No crees que muchos de quienes se dedican a ello preferirían contar con la ‘seguridad’ que implica un empleo regulado? Derechos, protección, incluso responsabilidades fiscales… Todo aquello de lo que goza un trabajador de cualquier otra profesión. ¿No querrías tú eso si la prostitución fuera tu empleo?
Indagando he encontrado la web de Hetaira, un colectivo en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, cuyo trabajo me parece de gran interés. Te recomiendo que eches un vistazo a la web y veas qué actividades realizan, legislación al respecto, información y demás artículos.
Muchos microtemas se han quedado en el tintero, así que no descarto más post al respecto en un futuro. Mientras tanto, que sepas que el 2 de junio es el día de las trabajadoras sexuales.
Sé que te ha sorprendido leer algo tan extraño e inconexo, y con un desenlace tan serio. Pretendo que este blog esté siempre mojado -cuanto más húmedo mejor- de humor, pero en ocasiones hay que bajar el grado y volverse un poco formales. El sexo y lo que lo rodea es -o puede ser- divertido, aunque no por eso hay que tomarlo menos en serio cuando corresponde. Espero que estés de acuerdo.
Y ahora dime, ¿qué opinas tú, a quién consideras trabajador sexual, crees que habría que regularizar la prostitución, ves importante que así sea, se te ha pasado por la mente dedicarte a ello en algún momento de tu vida, crees que se me ha ido la pinza y he juntado peras con alicates? Cuéntamelo en los comentarios…
Fernando Villadangos dice
Es un documento muy claro y seguro dará que pensar (que de eso se trata).
En esta sociedad tan puritana donde parece que todo está permitido todavía queda mucho para que las personas, mujeres y hombres, puedan disfrutar de forma libre de sus sexualidades.
Para mi punto de vista "pagar por sexo" deja de ser sexo en tanto una relación sexual es eso, una relación, desde la igualdad y desde la libertad.
Si hablamos de prostitución sería importante recordar que, de ninguna manera, se debería discriminar más o perjudicar a las mujeres (u hombres) que se dedican a esta actividad. Que es algo tolerado socialmente y a la vez rechazado y muchas políticas de persecución se han cebado en el eslabón más débil y perjudicado de la cadena, las mujeres que "trabajan" en el sexo.
El enrtrecomillado se refiere a las que no lo han decidido sino que se han visto obligadas a ello.
Comparto la idea de la regulación de la actividad, con su alta fiscal, impuestos y beneficios sociales. Se terminarían las mafias como con la derogación de la "ley seca" en Estados Unidos.
Un saludo.
Mamá, no leas dice
Supongo que todavía queda mucho para lograr lo que entiendo como justo, pero cada paso en sí es un paso hacia ello. Cuando no entendemos algo tendemos a rechazarlo, y eso es algo que hay que cambiar, en este y muchos temas más, especialmente en lo que a sexualidad se refiere (que para algo es un blog de sexo…).
Gracias por pasarte 🙂
Anónimo dice
En mi opinión debería regularizarse y mas cuando se utiliza el dato para calcular el PIB, pero en un país laico católico es un tabú, y es mas fácil prohibir que legislar.
Gwen si te presentas así, despertarias todo mi interés.
Mamá, no leas dice
Tabús, ¿cuándo nos libraremos de ellos y los sustituiremos por sentido común…?
Seguro que te acordarías siempre de esa presentación, sería difícil de superar, jajaja 😉
Mary Asexora dice
Yo creo que la prostitución sí debería de regularse, otra cosa es que se quiera hacer. En este país sólo con decir culo, pedo, pis, ya has ofendido a una gran parte.
Evidentemente estoy de acuerdo contigo en que el sexo es divertido y deberiamos hablar de ello de forma natural y no llevarnos las manos a la cabeza cada vez que oímos polla o coño, por ejemplo.
Un saludo!
Mamá, no leas dice
Tienes razón, todavía existen multitud de tabúes respecto al sexo, independientemente de en qué contexto sea, pero quizás algún día logremos la naturalidad que merece 😉
Arola dice
Buena reflexión y gran artículo. Hace poco asistí a unas jornadas en la Universidad de Granada sobre "Diálogos de sexo de pago" que iba precisamente sobre esto. Todos los ponentes defendían la legalización por todo lo que aporta a nivel de derechos para las personas. Una exprostituta abogaba por la formación a las trabajadoras, que también va ligado a su regularización. Sobre quien es trabajador sexual pues buena pregunta 😉
Y me ha encantado tu frase "En este mundo está mejor visto decir que te ganas la vida jodiendo a la gente -como político digamos-, que decir que te la ganas jodiendo con la gente". Te voy a citar 😉
Un post muy completito y muy muy interesante.
Saludos!!!
Mamá, no leas dice
Creo que es más fácil partir de una legalización que de la abolición. Lo que dicen la profesión más antigua del mundo no se va a mover de sitio por más que esté prohibida, lo que hará es multiplicar los riesgos en todos los sentidos.
A ver si vamos a ser trabajadoras sexuales y no lo sabíamos, ¿eh? Jajajaja.
Me alegra que te haya gustado el artículo. Besotes 😉